martes, 12 de agosto de 2008

RAÚL RICARDO ALFONSÍN

Coherencia, honestidad, austeridad: Tres valores que definen a un Estadista

El ex Presidente padece de cáncer de pulmón: Hace poco fue operado y se está reponiendo. Al final de este día la Presidenta Cristina lo visitó en su departamento y permaneció allí durante cuarenta minutos. A la salida no hizo declaraciones pero dijo, "siempre es un gusto visitarlo". Fue para mí una grata noticia saber de esta visita: ¡Qué bueno sería que lo visitara con más frecuencia para escuchar a este abogado y político argentino que, pese a la imposibilidad forzada de concluir su mandato, ha quedado, desde 1983 para acá, como el único político vernáculo al que le cabe el título de Estadista!
Hagamos un poco de memoria.
En 1982, y tras el fracaso de Malvinas, el entonces último Presidente del Proceso, Reynaldo Bignone llamó a Elecciones, libres. abiertas y democráticas. Por el peronismo el candidato fue Ítalo Argentino Luder y, por el radicalismo, se había impuesto en las internas Raúl R. Alfonsín. Hubieron otros partidos que presentaron a sus candidatos pero la contienda electoral se definía entre estos dos candidatos. Muy pronto se distinguieron en sus modos de convencer al electorado: Manos peronistas escribían en las paredes, "peronismo o muerte", "somos la bronca", "los peronistas montoneros volveremos", a lo que el candidato del radicalismo respondía recitando el Preámbulo de nuestra Constitución, (al cierre de la campaña y en masivo acto uno de los hombres "fuertes" del peronismo encendió un ataúd en el que se leía el nombre del candidato radical, además de las siglas de la UCR). Cuando en octubre de 1983 se llevó a cabo la elección presidencial se impuso la idea de la vida, y del asco a la vuelta violenta que el peronismo encarnaba: Alfonsín obtuvo la mayoría de los votos. Dos meses después, el diez de diciembre, juraba como Presidente de los argentinos: Una nueva historia comenzaba a escribirse.
Apenas asumió en nuevo Presidente decretó la creación de una Comisión que se encargaría de investigar el accionar de los responsables de la Dictadura, (en cumplimiento de lo que había prometido en su plataforma) y daría lugar al nacimiento de la CONADEP. ¿Hace falta decir que ésto era demostración acabada de una firme voluntad y de una valiente determinación contra el poder de las salientes FF.AA de la Casa de Gobierno? Esta Comisión, que estuvo integrada por intelectuales, científicos, literatos y periodistas, tras investigar el accionar de los militares al frente del PEN, un verdadero "descenso al infierno", produjo un Documento mayor de la barbarie, del horror y del antihumanismo con el que los responsables del Proceso dirigieron su "lucha" contra los que llamaron el "terrorismo apátrida": el Nunca Más. En 1985 se llevó a cabo el histórico Juicio a La Junta: en el banquillo de los acusados estaban videla, massera, agosti, galtieri, grafigna y compañía (las minúsculas son a sabiendas).
Al Presidente Alfonsín no le fue fácil gobernar y sufrió el desgaste del poder, de al menos dos frentes: Por un lado, de parte de los militares tuvo varios levantamientos que cuestionaban su poder y la validez de la Democracia: Cada nuevo planteamiento militar significó un importante desafío: atender sus reclamos y a la vez cuidar y no aumentar la fragilidad de la nueva democracia. (De vez en cuando aparece algún jocoso que se acuerda del "la casa está en orden: felices Pascuas"; pero las anécdotas no hacen historia, más bien son parte de la historieta de los miopes). Por otra lado Alfonsín tuvo que sufrir el poder del sindicalismo peronista que le hicieron la contra con 13 paros generales y un movimiento general ¿cuál es la diferencia? ¿Puede alguién medir el desgaste político que significa para un gobierno democrático y ya "jaqueado" por otros poderes, trece paros generales?
He dicho dos poderes, pero debo decir que fueron tres los frentes que el presidente tuvo que afrontar: a los militares y al sindicalismo peronista le debo sumar el del los "grupos" empresariales, (no es secreto que las "cien grandes empresas" del país le realizaron un "golpe" económico/comercial y que llevaron a los saqueos del 89).
En 1989 el gobierno del Doctor Alfonsín estaba debilitado y no podía manejar la "hiperinflación": Dio un paso al costado y el entonces candidato electo, c.s. menem, asumió la presidencia. (Los que leen en forma parcial la historia le critican a Alfonsín no haber terminado su mandato: no saben valorar el gesto patriota y de tremenda lucidez que significó ceder el gobierno y asi evitar un posible verdadero incendio del país y vuelta a los militares como "opción" para "ordenar" el país).
Existen todavía quienes objetan al ex Presidente Alfonsín el haber cedido a la presión de los militares al decretar las Leyes de Obediencia debida y de Punto final; le critican no haber sabido manejar una inflación desbocada; el fracaso del Plan Austral; el haber "abandonado" su cargo antes de tiempo; le endilgan el "Pacto de Olivos": Olvidan que con su administración logró mantener a los militares en sus cuarteles y, de ese modo, continuar mejorando y fortaleciendo la Democracia que tanto costó recuperarla. Olvidan también que tuvo que enfrentarse a "los poderes ocultos" y paralelos, que, por esos años, Norberto Bobbio había analizado en El futuro de la Democracia. Fuerzas paralelas que hacían del Poder Económico un factor independiente capaz de derrocar gobiernos elegidos por el voto popular, (modos de imponer/se al Estado: adelantados del neoliberalismo "inmoral" de los 90, caballito de batalla del capitalismo salvaje). Se olvidan además de que su gobierno fue uno al que no se le puede achacar de corrupto, (salvo, quizá, el "caso" de Reynaldo, un funcionario al frente del Banco Hipotecario, ¿?)
Los historiadores de lo ocurrido de 1983 para acá aún no le han dado el lugar que el Doctor Alfonsín merece: el de un verdadero Estadista.
Desde la recuperación de la Democracia hasta nuestros días han habido poquísimos políticos honestos entre nosotros; uno de ellos fue Alfredo Bravo; el otro es Alfonsín: sus valores de coherencia ideológica, honestidad, valentía y austeridad lo confirman como lo que es: Un estadista que hizo del Poder no un modo de servirse de él sino un medio para poder servir a la Patria.
¡Yo te saludo, Raúl Ricardo Alfonsín y te deseo buenos años por vivir!

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