sábado, 9 de agosto de 2008

MÁS ALLÁ DE LA SEMÁNTICA: DINOSAURIOS EN EL BANQUILLO


En estos días, en Tucumán, se está llevando a cabo el juicio oral y abierto a dos generales, hoy ancianos, que durante la Dictadura (1976-1983) eran señores de la vida y la muerte: Domingo Antonio Bussi y Luciano Benjamín Menéndes.
El primero dijo el combate contra la subversión fue una "guerra": Pero tal condición de "guerra" no se dio, no fue tal. Una declaración de Guerra sólo se da entre Estados; además, ¿cómo un ejército poderoso, numeroso y feroz, como lo era en aquellos años, puede declarar la "guerra" a grupo armado que no ascendiá más que a unos pocos miles (tres mil, quizá cuatro mil)? Dije Ejército, en realidad debo decir las Fuerzas Armadas, porque eran éstas las que detentaban el Poder en nuestro país.
En sus palabras afirmó que la figura del desaparecido es "un arbitrio psicológico de la subversión"; esto recuerda aquella definición que en pleno Proceso diera Jorge Rafael Videla, "los desaparecidos no están...no son". Que explique este anciano a los padres y madres, hijos, abuelos, hermanos, novios, amigos, cómo es que más de treinta mil de argentinos, la gran mayoría eran militantes civiles y desarmados, en unos pocos meses, años, desaparecieron de sus lugares naturales: allí donde sus raíces los estimulaban a los proyectos vitales de la vida. Que les explique también qué es ese oceánico dolor, esa tormentosa ausencia: esa triste agonía que no agoniza, en el corazón, en el alma, en la piel de los que continúan esperando que vuelvan, para abrazarlos y llamarlos por sus propios nombres.
Dijo también que durante esa "guerra" "no había tiempo para las cosas legales", además añadió que no se los detenía sino que "se los capturaba". Por eso, seguramente, sin ningún obstáculo y o impedimento jurídico legal, es que pudieron tratar a ciudadanos como a bestias carentes, privadas de todo derecho.
El segundo, Menéndez, se negó a declarar porque es juicio es, dijo, "inconstitucional"; pero ¿es qué a estos dinosaurios les importó algo el valor habilitante y habilitador de la Palabra, del Texto de nuestra Constitución Nacional?
Para estos dos, indicados como dos de los más feroces generales, no "había tiempo para la cosa legal" ni existía la Constitución. Por eso tenían vía libre para secuestrar civiles, torturar, hacerlos desaparecer; por eso tenían el poder para secuestrar jóvenes mujeres embarazadas y torturarlas y matarlas y quedarse con sus recíén nacidos. Por eso se sentían habilitados para arrojar, en los "vuelos de la muerte", a detenidos vivos al río de La Plata.(No quiero ser escatológico y me reservo los detalles, remitiéndoles a la lactura del Nunca Más). También por eso podían apropiarse de las propiedades de los secuestrados. Por eso acallaron a la prensa en su conjunto (salvo rarísimos medios; The Buenos Aires Herald, quizá, y la revista Humor). Por eso instalaron la represalia, el miedo y la muerte. Por eso lograron el qubranto de las arcas del Estado y dejaron una grandísima deuda externa.
A estos generales, apátridas del valor civil, valor fundante de la Democracia, habría que impedirles la posibilidad de la palabra: todavía existen quienes aún continúan fascinados y nostalgian aquellos años en que en la Argentina "no pasaba nada" y éramos "derechos y humanos". Si no pasaba nada era precisamente porque la Muerte reinaba vestida de uniforme verde oliva. Y apenas eramos humanos y torcidos.
La cuestión semántica define la vida. A estos generales en el banquillo de los acusados hay que recordarles términos como: Justicia, Memoria, Civilidad, Leyes, Constitución.

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