martes, 25 de mayo de 2010

EL BICENTENARIO: ¿será punto de partida para una civilidad comprometida y atenta ante su propio hacer histórico?


Tenemos que volver a ler los textos de Alberdi, Moreno, San Martín, Sarmiento, Belgrano, José María Paz y otros que pensaron el devenir de la Nación que vendría: los escritos que pusieron las bases para pensar y darle forma.
Tenemos que pensar --y pensarnos-- nuestra civilidad desde nuestra conflictiva contemporaneidad: la que se encerró en sus habitaciones y dijo su indiferente, negligente, y destructivo, ¡No! y la que parece querer salir y ganar las calles de la participación que implica un !SÍ! comprometido, lúcido, no ingenuo, con la mirada atenta y en pleno ejercició de su "sospecha" --esa sospecha que Nietszche pedía para aprehender la realidad, que siempre es múltiple y no una sola--, y, vitalmente, sostenido en el tiempo.
Ante la "argentinidad al palo" que parece --y es-- una permanente práctica de "anomalía" social en su conducta cotidiana debemos pensar en cómo será --y cómo seremos-- en esta Argentina que inicia su viaje al Tricentenario. Pensarnos ante la Ley es un modo esencial y concreto de situarnos como miembros de esta Nación.
En estos días de festejo patrio, en los que se mira y se menciona a nuestros próceres, conviene recordar una frase del gran Esteban Echeverría --que más allá de "comerciante" y "poeta" fue un político valiente, y un intelectual activo, perseguido por Juan Manuel de Rosas, y que murió en el exilio montevideano en 1851, a los 46 años. Escribió Echeverría, hacia 1840, "Si la ley debe ser una para todos, ninguna clase civil, militar o religiosa tendrá leyes especiales, sino que estará sujeta a la ley común".

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